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Tras un operativo coordinado desde el Municipio con empresarios, organizaciones sociales, la Comunidad Lircay y la propia población del sector, se logró rescatar 2 piedras tracitas que se encontraban en un predio del sector Los Perales, las que fueron trasladadas hasta el Museo de Historia Local ubicado en la Escuela Santiago Bueras.

El importante hallazgo lo realizó un alumno del establecimiento, quien pudo reconocer el valor de estas rocas, gracias a la labor educativa que se realiza en la escuela, en materia de rescate de las tradiciones.

El pequeño Hernán Gómez narra que vio las piedras en el jardín de una tía, avisándole a su profesor, quien inició un trabajo para lograr el rescate. “Las piedras estaban en el jardín de la casa de mi tía y estaban arrumbadas en el jardín. En las clases de patrimonio nos explicaron para que las usaban los pueblos originarios, así que le dije y al profesor y él fue a verlas”.

Tradiciones

En este sentido, el alcalde Mauricio Viñambres destacó el trabajo formativo que realiza la escuela y el Museo de Historia local para el rescate de las tradiciones, sobre todo el un sector de la comuna donde se funda parte importante de la historia no sólo de Quilpué, sino de todo el país.

“Aquí nacen culturas que se arraigaron en tiempos de la prehistoria y fueron forjando lo que luego se transformó en comunidades que dieron origen a nuestra historia. Con el paso de los años también se fue dejando un legado importante, en materia campesina e incluso con la posterior llegada de la comunidad de los Sagrados Corazones”, destacó el alcalde.

Del mismo modo, el alcalde valoró el trabajo para la puesta en valor del patrimonio que se desarrolla en el sector, así como también el rescate de las tradiciones del mundo campesino.

En tal sentido, el presidente de la Agrupación Tacitas y miembro de la Comunidad Lircay, Marcos Moncada, agradeció el respaldo del Municipio y las empresas locales para lograr hacer efectivo el traslado de las piedras, que constituyen una parte importante de la historia.

“Lamentablemente no se conoce su valor (de las piedras tacitas) y se tiende a destruirlas. Cada vez que el Plano Regulador avanza, como es el caso del PREMVAL corre el riesgo de destruirlas, por ello es relevante el hecho de asumir el patrimonio arqueológico”, señaló Moncada.

Importancia

Cabe destacar que las piedras tacitas corresponden a una de las manifestaciones más antiguas de la presencia humana del territorio chileno y uno de los sectores donde existe mayor evidencia es en la 5ª región.

El profesional explicó que estas piedras datan de unos 8 mil años A.C., cuando el cambio climático causa la extinción de la mega fauna - en el período arcaico temprano-, modificando también las costumbres de los habitantes humanos, por lo que estas piezas evidencian una respuesta cultural a un fenómeno global.

Las piedras eran usadas básicamente para la molienda de semillas y su aparición provoca cambios importantes en las costumbres alimenticias en los seres prehistóricos. “Esto genera 2 grandes saltos: uno es que modifica las costumbres alimenticias del hombre y hace que se relacione de una manera distinta con el medio ambiente para aprovechar de los recursos de otra manera, y además se desarrolla una tecnología nueva”, acotó Marcos Moncada.

Un factor trascendental también es el hecho de que se va profundizando las concavidades naturales de las piedras para poder procesar mayor cantidad de semillas, lo que también “genera servicios económicos dentro del bosque nativo chileno y esto es un primer nexo del hombre con la tierra, es un primer momento en que el hombre se relaciona con la tierra en forma permanente”.

Protección

El profesional explicó que estas piedras están protegidas desde el año 1929 y tienen resguardo estatal, por lo que no debiera alterarse su ubicación, que es un problema recurrente por falta de conocimiento de la gente, que le da usos ornamentales o simplemente las destruye.

Por lo mismo, valoró el trabajo que desarrolla el Municipio y la Escuela Santiago Bueras, donde los propios alumnos son capaces de reconocer el valor que tienen este tipo de piezas.

Ejemplo de ello es el conocimiento que tienen los propios niños del establecimiento, quienes valoran la importancia de su historia, siendo capaces de identificar su valor patrimonial.