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Cuando colegios y liceos tienen sus clases suspendidas por el
Coronavirus COVID 19 y se analizan medidas de largo plazo, psicólogo
educacional de la UPLA, Boris Villalobos, celebró nueva ley que
considera como excepción que estudiantes cursen más de una vez el
mismo grado.

En enero de este año, el Ministerio de Educación dictó el decreto Nº67, que
elimina la repitencia automática en todos los establecimientos educacionales de
nuestro país, lo que implica un cambio importante para los estudiantes de todos
los niveles.
¿Qué efectos puede tener ello en nuestro país, cuando miles de colegios y liceos
tienen sus clases suspendidas a causa del Coronavirus COVID 19, o intentan sacar
adelante materias de modo virtual?
Al respecto, el doctor en Psicología de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Boris
Villalobos Parada, especialista en Educación, plantea que se trata de una medida
muy positiva, pues la repitencia genera dificultades en el área socioemocional del
escolar, lo que se puede traducir en desmotivación, deserción, o dificultad para
relacionarse con sus pares.
“Lo que hace la ley no es eliminar la repitencia, sino condicionarla a casos
excepcionales. La repitencia en sí tiene el efecto de lo que se llama
rezago educativo, que consiste en que los estudiantes están… haciendo
un curso que no se corresponde con su edad cronológica… y eso puede
tener efectos como de estigma social, o que quedan marcados como el
repitente, lo que genera problemas para tener interacciones con sus
pares, y a la vez puede generar reacciones negativas a la escuela como
fobia escolar”, aclaró el especialista.
Sostiene que la nueva ley busca que antes de optar por esta medida, los
establecimientos educacionales tengan que hacer una evaluación integral del
estudiante. Es decir, no sólo considerarlos con relación a sus calificaciones, sino
entender su trayectoria educativa, a fin de comprender las razones por las cuales
el niño o joven se encuentra en esa situación. Por lo tanto, la ley obliga a que las
escuelas se involucren con la historia de sus estudiantes.
El doctor Villalobos advierte que, evaluar el caso, implica tomar en cuenta
distintos factores que podrían explicar la repitencia, entre los cuales destaca la
interacción pedagógica, la realidad emocional del estudiante, fallas en la relación
con el profesor o con el contenido, y factores familiares, entre otros.
De este modo, comentó el psicólogo, la ley permite entender lo formativo como
una situación integral y relacional. Es decir, no se trata de que el profesor
“deposite” contenidos en los estudiantes, sino que al momento de desarrollar el
proceso enseñanza-aprendizaje, se consideren factores de interacción y situación
vital del joven que inciden en su rendimiento.

BÁSICA Y MEDIA

El profesional destacó, además, que los efectos de repitencia en un escolar de
primer ciclo básico (1º a 4º año) no son los mismos que uno de segundo ciclo
básico (5º a 8º), o si se trata de un joven de enseñanza media, pues las
consecuencias sociales son distintas (relación con los compañeros). En el caso de
los más pequeños, la situación es menos compleja, pues generalmente
manifiestan una mejor capacidad para hacer nuevos amigos. Con los mayores, en
cambio, los efectos pueden ser más complicados, pues su grupo de amigos más
cercano tiende a consolidarse en el espacio de la escuela.
Sin embargo, más allá de la edad del estudiante, las consecuencias que tiene para
el niño repetir de curso serán menores si su familia contiene y acompaña al
estudiante en este proceso.
Una vez que todo vuelva a la normalidad, Boris Villalobos recomienda a los padres
revisar el decreto que emanó del Ministerio de Educación, a fin de conocer el
detalle de lo que se requiere previamente para que un colegio determine la
repitencia del joven. En segundo lugar, enfatizó la necesidad de que los padres se
involucren en el proceso educativo, que conversen con los profesores, y que
indaguen sobre cómo se siente su hijo en el colegio, con los amigos.
“En términos generales, lo mejor que puede hacer una familia es
involucrarse en el proceso. Eso es lo más importante. La disciplina y todo
lo demás, es un trabajo colaborativo con la escuela. Entonces, tratar de
funcionar separadamente del establecimiento educacional es un error.
Aquí hay que establecer redes de colaboración en todos los casos en los
que los estudiantes estén, o en riesgo de repitencia o hayan repetido.
Entonces lo más importante que yo les podría decir es el acompañamiento
y el trabajo colaborativo con el establecimiento educacional”, concluyó el
psicólogo.