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Para botar el estrés a causa de las tensiones propias de este
periodo, muchas personas han optado por desarrollar rutinas de
ejercicios. Sin embargo, kinesióloga y profesora de Educación Física
entrega recomendaciones para evitar sufrir lesiones.

El trote es una alternativa que muchas personas utilizan para mantener cierto
estado físico, o bien, como una terapia para desestresarse, especialmente en
tiempos como éste. Sin embargo, lo que parece tan simple, puede ser riesgoso
para nuestra salud, si no se realiza de la forma adecuada.
Esta advertencia la hace Roxana Tapia Allende, kinesióloga y profesora de
Educación Física de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), quien sostiene que el
impacto que significa trotar en superficies duras o no usar el calzado adecuado
puede traer consecuencias en los tejidos blandos, como tendón, músculos,
ligamentos y cartílagos articulares, entre otros.
Agrega que, si se trabaja a temprana edad, en forma repetitiva y en terrenos
duros tales como cemento o pisos de cerámicos, y además se realizan trotes con
determinada intensidad o sin el calzado deportivo adecuado, existe la probabilidad
de generar lesiones en los tejidos blandos, las cuales son de carácter acumulativo.
“Los problemas no ocurren inmediatamente, porque son impactos que
van acumulándose y ese impacto acumulado es el que, en definitiva, si la
persona insiste en realizar esa actividad, va a llegar el minuto en que se
va a genera una lesión en el tejido blando y ahí va a aparecer dolor,
inflamación y, a veces, si esto persiste, impotencia funcional. La persona
va a empezar a tener problemas en su dinámica corporal”.

TIPO DE LESIONES

Las lesiones que pueden generarse bajo las condiciones anteriores son tendinitis
(que pueden transformarse en tendinosis), microdesgarros o incluso desgarros
musculares (cuando el músculo se somete a un sobreesfuerzo). Por lo anterior, la
especialista subrayó la necesidad de controlar y dosificar el ejercicio o intensidad
al que se somete el cuerpo, para así evitar lesiones. Por lo anterior, lo primero es
saber si nuestra estructura está preparada para soportar una carga de trabajo,
además de considerar que el ejercicio siempre debe ser gradual y por niveles, lo
que significa la existencia de una planificación y un control del ejercicio.
“Pensamos que el hecho de salir a trotar todo el sábado y domingo nos
habilita para tener una buena salud, y no es indicador de eso, porque la
buena salud no solo tiene que ver con el aspecto cardiovascular, también

tiene que ver con el comportamiento mecánico que tienen las estructuras
corporales. Todo es un conjunto, es integral, no podemos separar las
cosas, porque el cuerpo humano funciona en integralidad y está formado
por tejido, y esos tejidos reciben los impactos”, dijo la profesional.
En relación al calzado adecuado, Roxana Tapia dijo que, afortunadamente, en el
mercado del fitness existen varias marcas que se han dedicado al estudio
biomecánico de la estructura corporal cuando una persona trota, salta o corre en
distintos tipos de terrenos.
Las principales características de este calzado deportivo es que cuenta con
cojinetes y bases que tienen dinámicas de aire, lo que permite acomodar el pie en
la superficie para distribuir la fuerza de carga y minimizar el impacto del suelo. Si
no es posible contar con un calzado de este tipo (por su alto valor), la especialista
sugiere trotar a pie descalzo en la playa, en el pasto o en tierra no compactada.
En cuanto al ejercicio que los niños realizan al interior de los establecimientos
educacionales, plantea que lo más recomendable es que troten en espacios que
tienen tapetes de madera (por su flexibilidad), de lo contrario, se corre el riesgo
de sufrir lesiones a largo plazo.

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