No pasa de moda el sabio Santo Tomás de Aquino.

Por : Esther Gómez, Directora Nacional de Formación e Identidad Santo Tomás.
Los grandes pensadores siempre tienen algo que aportar. Como Tomás de Aquino, que,
por su aporte intelectual y vital, es patrono de numerosas instituciones de educación –
también de la Santo Tomás en la que le estamos recordando especialmente.
¿Algunos aportes suyos? Su método de estudio y de análisis de la realidad que permite
discernir y distinguir lo verdadero de lo falso, lo esencial de lo accidental, ante una
realidad compleja.
El peso de nuestras decisiones como seres libres, hechos para la verdad, el bien y la
felicidad -que Aristóteles describe como “florecimiento” de nuestras capacidades.
La importancia de una educación que nos perfeccione potenciando al máximo cuanto
somos. Educar es ir por delante en la verdad y el bien, pues “así como es más perfecto
iluminar que lucir, así es más perfecto comunicar a otros lo contemplado que contemplar
exclusivamente”.
El ejercicio de las virtudes como hábito perfectivo que nos dispone a elegir y obrar el bien
y nos acerca a nuestra felicidad, ligada al bien. A esto dedica numerosas páginas y alude
a muchas virtudes, también aplicables a la educación, que “es conducir”, guiar, ayudar a
que cada persona cumpla su fin, su sueño de ser la mejor versión de sí mismo.
Y tras esa aspiración hay una mirada sobrenatural: la conciencia de un don recibido -el
ser, la vida, la dimensión espiritual- al que podemos responder para acercarnos a nuestro
fin último, Dios.
A eso se suma su inspiración en valores que hemos hecho nuestros en las instituciones
Santo Tomás: el amor a la verdad para discernir entre lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo
malo usando el pensamiento crítico. Con la fraternidad y la solidaridad nos sabemos
hermanados con cuantos nos rodean y nos ayudamos mutuamente. Desear metas
elevadas y recibir la ayuda de quienes nos preceden, también de Dios, promueven
excelencia y esfuerzo -imposible sin amistad y confianza. Y el respeto e inclusión, porque
cada persona es un ser único e irrepetible.
Realmente son muchas enseñanzas. Queda la invitación a conocerlo más y a asumir sus
desafíos

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