La amistad y su impacto en la salud mental de niños y jóvenes.

    En el Día de la Amistad, docentes de la Facultad de Educación de la Universidad
    San Sebastián reflexionan sobre la importancia de las relaciones amistosas en la
    vida de niños y jóvenes. La amistad no solo proporciona apoyo emocional y social,
    sino que también actúa como un factor protector crucial para la salud mental. Las
    sicólogas Daniela Muñoz y Liliana Fernández destacan la necesidad de crear
    espacios de interacción desde la primera infancia para fomentar amistades
    saludables, las cuales son esenciales para el bienestar emocional y mental. Las
    amistades sanas ayudan a mitigar riesgos como el acoso escolar y el estrés
    académico, mientras que los padres y docentes juegan un papel fundamental en
    facilitar y apoyar estas relaciones.

    El día de la amistad, que se celebra este 30 de julio, es una fecha que nos invita a
    reflexionar sobre la importancia de las relaciones amistosas en nuestras vidas,
    especialmente en el desarrollo y bienestar de niños y jóvenes. La amistad juega un papel
    crucial, ofreciendo una fuente invaluable de apoyo emocional, social y cognitivo, y
    actuando como un factor protector esencial para la salud mental.
    Daniela María Muñoz Lubini, directora del Diplomado en Neurociencia y Gestión
    Pedagógica de la Convivencia Escolar de la Universidad San Sebastián destaca: “El
    sentido de pertenencia que se desarrolla a través de la amistad es crucial para el
    bienestar emocional y mental de los niños y jóvenes. Como padres y docentes, debemos
    facilitar espacios de interacción social desde la primera infancia, donde los niños puedan
    formar amistades saludables que los protejan del aislamiento y les proporcionen un apoyo
    emocional sólido.”
    En ese sentido, la docente USS señala que es crucial la participación en grupos
    deportivos, musicales, actividades recreativas comunitarias y escolares, entre otros. “Es
    nuestro rol como cuidadores facilitar estos espacios desde la primera infancia,
    promoviendo así el nacimiento de la amistad y la conexión protectora contra el
    aislamiento”, expresa.
    La amistad es un factor protector
    Las amistades saludables actúan como amortiguadores contra diversos factores de riesgo
    que pueden afectar negativamente el desarrollo de niños y adolescentes. Estos factores
    de riesgo incluyen el acoso escolar, problemas familiares, aislamiento social y estrés
    académico. Por otro lado, la falta de amistades o la presencia de amistades tóxicas
    pueden convertirse en factores de riesgo, llevando a problemas de autoestima y
    aumentando la vulnerabilidad a trastornos emocionales como la depresión y la ansiedad.
    Lili Fernández, directora del Diplomado en Neuroeducación y Vínculo para el Aprendizaje
    de la USS, semana que “las amistades saludables proveen la percepción de sentirnos

    seguros y en confianza: “como en casa”. Esta sensación de seguridad genera en nuestro
    cerebro y nuestro cuerpo un reposo que es fundamental para el aprendizaje, la
    recuperación de las dificultades diarias y la maduración emocional. Es por esto por lo que
    decimos que la amistad protege, ya que permite tener ese lugar seguro al que volver, en
    el que se es reconocido y valorado incondicionalmente. Todos deseamos contar con ese
    espacio, incluyendo a niños, niñas y adolescentes que tienen dificultades para generar
    amistades como los del espectro autista o los que tienen otras dificultades en el desarrollo
    o maduración, a estos estudiantes debemos apoyarlos especialmente para que no se
    aíslen y puedan contar con ese factor protector”.
    El papel de padres y docentes
    Los padres y docentes juegan un papel fundamental en el fomento de amistades
    saludables entre los niños y jóvenes. Para facilitar este proceso, es esencial:

    1. Modelar comportamientos positivos: Los adultos deben modelar habilidades
      sociales positivas, como la empatía, la comunicación efectiva y la resolución
      pacífica de conflictos.
    2. Crear oportunidades para la interacción social: Organizar actividades y eventos
      que permitan a los niños y adolescentes interactuar en un ambiente positivo y
      seguro.
    3. Fomentar la inclusión y el respeto: Enseñar a los niños a valorar y respetar las
      diferencias, promoviendo un entorno inclusivo y libre de acoso.
    4. Proveer apoyo emocional: Estar disponibles para escuchar y apoyar a los niños
      en sus problemas sociales, ayudándoles a navegar las complejidades de las
      relaciones amistosas.
    5. Educar sobre la amistad saludable: Enseñar a los niños y jóvenes a identificar
      las características de una amistad saludable y cómo establecer límites con amigos
      que puedan tener una influencia negativa.

    El llamado de los docentes USS es a que “fomentemos juntos un entorno donde las
    amistades saludables prosperen, creando una comunidad más unida y resiliente”.
    “Recordemos que nuestro compromiso como padres, docentes y cuidadores es esencial
    para el desarrollo de un sentido de pertenencia en nuestros niños y jóvenes. Facilitar
    espacios de interacción desde la primera infancia no solo ayuda a formar amistades
    duraderas, sino que también protege a nuestros jóvenes del aislamiento y fortalece su
    bienestar emocional y mental”, puntualizan.