Experto sostiene que el plebiscito de 1988 debe ser contenido curricular obligatorio de toda la educación escolar.

 

El académico de la Universidad de Santiago, Dr. Mario Sobarzo, considera que el proceso que este viernes cumple 30 años y que llevó a terminar con la dictadura militar debe ser abordado en las escuelas, pese a que desde la Reforma Educacional impulsada en el Gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle se eliminara la asignatura de educación cívica. “Cuando estos temas no son tratados, se produce polarización, porque se convierten en tabúes que generan contradicciones y enfrentamientos. Cuando un tema se dialoga y se abre al dominio público, se generan posiciones más moderadas”, asegura.

Este viernes 5 de octubre se cumplen 30 años desde que se efectuara el Plebiscito de 1988, referéndum por el cual un 55,99% de la población chilena decidió por el “No”. La respuesta implicó terminar con 17 años de dictadura de Augusto Pinochet y condujo a elecciones democráticas de Presidente y parlamentarios.

Para el experto en educación y académico de la Universidad de Santiago, Dr. Mario Sobarzo, este hecho debe ser tratado en todos los niveles de la educación escolar del país, pese a que la Reforma Educacional impulsada por el Gobierno del ex Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle eliminara del currículo la educación cívica, para ser distribuida como materia en el resto de las asignaturas.

“Este tipo de temas es fundamental incorporarlos en la escuela, para que permee la familia y los espacios sociales. Esto debe ser incorporado en todo el proceso formativo, incluso en la prebásica, porque se está formando a ciudadanos”, considera.

El también especialista en filosofía política reconoce que este tipo de temas son conflictivos para abordarlos en el aula, tal como el 11 de septiembre o la situación de los pueblos indígenas que habitaban antes de la llegada de los españoles a Chile, dado que dividen posturas. Sin embargo, considera que es esencial en una sociedad democrática respetar las posturas distintas y la diversidad.

“Cuando estos temas no son tratados, se produce polarización, porque se convierten en tabúes que generan contradicciones y enfrentamientos. Cuando un tema se dialoga y se abre al dominio público, se producen posiciones más moderadas”, asegura. “Una sociedad democrática tiene desacuerdos respecto a temas sensibles como el aborto, el divorcio o los modelos de familia, pero debemos convivir con la desavenencia y aceptar que vivimos en democracia”, insiste.

Finalmente, señala que temáticas relevantes como esta han sido dejadas de lado producto de un enfoque más centrado en competencias y en la incorporación al mundo del trabajo. No obstante, señala que este abandono ha provocado efectos indeseados como, por ejemplo, que menos del 50% de los chilenos participe en procesos eleccionarios.

“Es importante que el niño aprenda, por ejemplo, que pueden haber posturas distintas y que lo que le dicen en su hogar puede ser diferente a lo que le dice su compañero; asimismo que vaya encontrando en la enseñanza media capacidades como la argumentación, la escucha activa y que asuma que el conflicto no es algo malo en sí, sino que puede resolverse. De esta manera se puede lograr cambiar una postura o, también, convivir con miradas valóricas distintas”, concluye.

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