En estas Fiestas Patrias, los emprendedores de Fondo Esperanza (FE) llenan de color y tradición
cada ciudad con sus negocios.
Brindamos este 18 de septiembre por los emprendedores que no importando la fecha, mantienen
viva la identidad de nuestro país. Hilando telares, haciendo chicha y mote con huesillo para
refrescar. Fabricando volantines y animando en las plazas con su organillo y chinchín.
Son más de 110 mil emprendedores los que forman parte de FE. Su constancia y compromiso los
lleva a hacer crecer sus sueños. El sacrificio de muchos integrantes de la comunidad de
emprendimiento solidario más grande de Chile, se orienta en rescatar valores patrimoniales,
trabajo que muchos ya no se atreven a hacer porque lo ven poco viable.
Es así como, por ejemplo, Bernardo Leiva, de Petorca, V Región, ha dedicado casi toda su vida a
realizar y vender indumentaria de huaso. Le apasiona lo que hace y es septiembre el mes en que
siente mayor satisfacción al ver salir a sus clientes de su local con trajes forjados con técnicas
antiguas, de calidad y absolutamente originales. “Vendo de todo. Espuelas, pierneras, mantas,
montura, riendas, etc. De aquí, un hombre sale vestido de huaso de pies a cabeza”, resalta.
La chicha, brebaje tradicional para festejar en esta fecha, no sólo es propia de Curacaví. En el
austral Purranque, X región, encontramos a Rubén Guerrero, un productor de este licor que lleva
más de 10 años en el rubro, el que recuerda el origen de su trabajo, como muy esforzado.“ En un
principio hacíamos en menor cantidad, porque era de forma manual. Molíamos y estrujábamos el
jugo de fruta. Esto se realiza poniendo el contenido en un paño y después se hace presión contra
él. Así, yo tiraba el género y mi señora estrujaba o viceversa”, recuerda.
Al escuchar los sonidos que emite, recuerdan la niñez en el barrio y momentos de diversión
durante los juegos infantiles en las plazas. Es José Luis Lara, un organillero de la comuna de San
Bernardo, que se traslada por varias comunas de la ciudad entregando alegría y diversión a todos
los transeúntes. “Empecé cuando tenía 14 años. Acompañaba a mi papá y así aprendí, trabajando
juntos”, comenta y espera que este rubro que se ha traspasado en la familia, se pueda mantener
a través de su hijo, para que no se pierda.
Y si de platos costumbristas se trata, Ana Bertoni mantiene la “buena mano” de su familia
haciendo las más ricas empanadas de Talca, VII Región. Fue su bisabuela quien le enseñó y
transmitió el amor por la cocina. “Todo esto viene de una tradición de generación en generación.
Empecé a trabajar con mi padre como garzona y antes que él falleciera me puse a vender
empanadas, ya que con eso, la plata nunca me iba a faltar. Luego, por un tema de necesidad,
comencé a hacer pastel de choclo, humitas y comida típica”, cuenta.
En cada rincón de Chile encontramos emprendedores dedicados a actividades que aman y que
además, preservan nuestras tradiciones, transmitiendo a futuras generaciones sabores, aromas y
vestuario que evocan nuestras raíces y origen. ¡Salud por el emprendimiento!