El experto de la Universidad de Santiago, Dr. Rodrigo Vidal calificó la muerte de
cerca de 36 mil toneladas de la especie en cultivo como una crisis medioambiental y
afirmó que el monitoreo de las autoridades para prevenir este tipo de situaciones es
ineficaz. En tanto, el director del Centro de Biotecnología Acuícola, Dr. Eugenio
Spencer Ossa advirtió que el bloom de las algas podría llegar a nuevos sectores que
por el momento no están contaminados.
Un crítico momento vive la industria salmonera en Chile luego que murieran cerca de 36
mil toneladas de esa especie en cultivo (más de 22,5 millones de ejemplares) en la región
de Los Lagos, debido a las toxinas que expele la microalga Chatonella, la que se
expandió debido a las altas temperaturas de las aguas marinas, causadas por el fenómeno
de la corriente de El Niño, el poco movimiento de las aguas y la fuerte irradiancia solar.
La acumulación (bloom) en grandes cantidades de esta microalga provoca la disminución
del oxígeno en el agua causando la muerte no solo de estos peces, sino también de otros
organismos marinos.
El biólogo marino y académico de nuestra Casa de Estudios, Dr. Rodrigo Vidal, explica
que lo que vive la industria salmonera es una “crisis medioambiental y no una sanitaria”,
y que el fenómeno no solo afecta a Chile, sino que también a países con extensas costas
como Japón o Australia.
El experto califica lo que ocurre en el sur (sector del seno de Reloncaví) como una
tormenta perfecta, al reunirse todas las condiciones ambientales que provocan la
proliferación de la microalga.
“Hay altas temperaturas y pocos movimientos en el agua, además de alta irradiancia
solar, que provocan este afloramiento algal que contiene la microalga Chattonella, la que
según las hipótesis produce las toxinas que matan no solo a los salmones, también
camarones y otros peces de cultivo”, sostiene.
El Dr. Vidal aclara que “esa mortalidad no puede estar mucho tiempo en el agua porque
se generan problemas extremadamente serios, porque hay una afloración de hongos y
bacterias que le va a afectar a todo lo que puede haber quedado vivo”, puntualiza el
académico.
Precisa que la mayoría de los peces muertos se procesan en las plantas como harina de
pescado, mientras que el resto es retirado por las autoridades entre ellas el Servicio
Nacional de Pesca (Sernapesca) y SalmonChile.
El experto reconoce que se está evaluando la posibilidad de verter la mortalidad en
algunos kilómetros hacia el interior del mar, en alguna fosa submarina -hacia el noroeste
de Chiloé-, pero “es económicamente complejo”.
Al respecto, SalmonChile proyectó en unas 96 mil toneladas de salmones el volumen
afectado al peso de cultivo, que es superior a lo estimado al momento de la muerte.
El Dr. Vidal aclara que actualmente el monitoreo de las autoridades para prevenir este
fenómeno es poco eficaz, y que con el tiempo puede perfeccionarse.
“Se debe desarrollar un sistema de monitoreo in situ. Aquí la clave del desarrollo es cómo
se identifican dentro de ese universo de microalgas a las negativas”, especifica.
Industria salmonera devastada
A su vez, el director del Centro de Biotecnología Acuícola, CBA, de este Plantel, Dr.
Eugenio Spencer Ossa, expresa que “el efecto que tiene el bloom (acumulación) de algas
en la industria salmonera es devastador, porque los peces están crecidos y está muy cerca
el tiempo de cosecha, que es entre fines de abril y mayo”, subraya el académico.
El Dr. Spencer acota que el evento fue gatillado por las altas temperaturas que acarrea la
corriente de El Niño, enfatizando que “este es un proceso absolutamente natural”.
Entre las medidas para enfrentar esta crisis, el académico comentó que algunas empresas
tienen concesiones en sectores no contaminados y los medios para trasladar los peces
evitando así la mortalidad, aunque expresa que “no hay ninguna garantía de que a este
nuevo “barrio” o sector, el bloom de algas no llegue tarde o temprano”.
En ese sentido precisó que “se pueden tomar medidas de manejo pero ninguna medida
preventiva”.