En el contexto natural, en las provincias de Los Andes y San Felipe, donde se forma y
transita el río Aconcagua, se conforma el valle de Aconcagua, que ofrece un gran
potencial para la conservación de nuestro Patrimonio Natural y el desarrollo del Turismo
Sustentable. Pero debemos ser conscientes que, en menor o mayor medida, hay una
serie de irregularidades que afectan la salud ambiental de nuestros ríos, sus afluentes y
los diversos servicios ecosistémicos asociados a su cauce.
En talleres comunitarios de diagnóstico sobre el conocimiento del Patrimonio Natural en
las provincias de Los Andes y San Felipe, los asistentes han mencionado, en forma
reiterada, la existencia de problemas ambientales, siendo una de las principales
preocupaciones la contaminación del agua, ya sea por efecto de la industria de la zona o
por la falta de conocimiento del patrimonio natural y la escasa educación ambiental de la
comunidad que, insistentemente, elimina basura en los ríos, actividades que alteran su
dinámica ecológica.
Por otro lado, la contaminación y el mal uso de los suelos estaría afectando la calidad de
los suelos cultivables, lo que conduce a una lamentable pérdida de uno de los suelos más
fértiles de la zona central del país, ocasionando daño irreparable a un ecosistema con
altos endemismos de flora y fauna que viven en los hábitats asociados.
Estos problemas ambientales en la región están estrechamente relacionados con las
actividades económicas productivas y por la falta de educación ambiental. La captura y
caza ilegal de especies de fauna (anfibios, reptiles, aves y mamíferos) y la recolección
ilegal de especies de flora, altera la diversidad genética de las especies, haciéndolas más
vulnerables frente a las amenazas.
Otro grave problema para la conservación del valle es la escasa educación de la
comunidad sobre la tenencia responsable de sus mascotas. Perros y gatos son
abandonados, asilvestrándose en los ecosistemas, mermando la biodiversidad de
especies de fauna, ya sea por transmisión de enfermedades (distemper, entre otras) o por
la caza de aves, huevos, reptiles y mamíferos, muchos de ellos con serios problemas de
conservación, lo que hace importante impulsar proyectos de castración de perros y gatos
domésticos, para disminuir la población de ellos en las calles y cerros de nuestras
provincias.
Siendo reflexivos, debemos preocuparnos y ocuparnos de estos conflictos ambientales,
trabajando en establecer fuertes vínculos con la gran industria (pública y privada), para
generar actividades que contribuyan a mejorar las acciones, actitudes de la comunidad,
educación ambiental y así mejorar las medidas de mitigación y compensación que la
industria debe cumplir dentro de sus Declaraciones y Evaluaciones de Impacto Ambiental.