La institución de desarrollo social está presente en 240 comunas, entregando un servicio
integral para progresar en forma concreta y efectiva.
Una de las herramientas más exitosas para la superación de la pobreza es promover la
organización y solidaridad entre las familias y comunidades. Se apela a la confianza para el
logro de los anhelos y mejoramiento de las condiciones de vida de las personas. A ello
también apunta Fondo Esperanza (FE), institución que hace 13 años creyó en el micro
emprendimiento como motor de desarrollo personal y comunal.
Actualmente, FE se encuentra trabajando por los sueños de 100 mil emprendedores entre
Arica a Chiloé. Mujeres y hombres que se atrevieron a derrotar sus miedos y desconfianzas
comprometiéndose a aportar a la construcción de un país más justo y solidario a través del
trabajo grupal, donde la responsabilidad y el compromiso se transforman en la columna
vertebral para salir adelante.
Son miles las historias de superación que reflejan esa voluntad y ansias de un futuro mejor.
No importa la hora, el tiempo o el día de la semana, cada jornada es una posibilidad para
cumplir sus objetivos.
En la V Región vive María Caro, mujer que emprende con optimismo y agradecida por
haber tenido una segunda oportunidad. Ella era una exitosa comerciante del reconocido
Mercado Cardonal de Valparaíso. Trabajaba junto a su marido, conformando la que –para
ella- era la mejor dupla laboral que por años pudo abastecer a la familia, pero reconoce que
no supieron aprovechar el éxito y, sin prever la situación, luego de desórdenes de
administración, el negocio se fue a la quiebra.
Fueron años complicados en los que tuvieron que vender prácticamente todo para salir de
las deudas. En ese preciso momento conoció Fondo Esperanza. “Unos conocidos se dieron
cuenta que trabajábamos vendiendo empanadas en la calle y nos dijeron que conocían una
institución que ayudaba a los emprendedores a surgir. No lo pensé dos veces y me uní
confiando en que sería esa segunda oportunidad que tanto necesitábamos”, explica.
La emprendedora de 45 años cuenta con emoción que tuvo que volver a partir de cero con
su emprendimiento, comenzando a cocinar -junto a su marido- masas dulces, saladas,
berlines y tortas, pero a pesar de que el panorama se veía complicado, la institución social
les dio la posibilidad de volver a estabilizarse económicamente.
“Fondo Esperanza fue la más grande oportunidad que he tenido en mi vida. Siempre voy a
estar a agradecida ya que sin su ayuda no sé qué habría sido de nosotros. Ahora tengo dos
hijos profesionales que admiro con orgullo y eso me emociona hasta las lágrimas. También
recibí educación para ordenar mi negocio, que fue la principal falencia que tuvimos antes y,
además, comencé a aprender a socializar y generar redes en mi negocio y con los miembros
de mi grupo”, finaliza la emprendedora.
Esta es una de las miles de historias que diariamente se pueden encontrar en las calles y en
nuestra página web www.fondoesperanza.cl. María es una emprendedora que pese a la
adversidad decidió seguir confiando en sus sueños y para lograrlo, se hizo parte de la
comunidad de emprendimiento solidario más grande de Chile.