Una mañana de diciembre de 2012, la vida pudo cambiar dramáticamente para el ex futbolista y actual comentarista deportivo, Patricio Yañez. Mientras realizaba una rutina de ejercicios sufrió un accidente cerebrovascular (ACV), sin embargo, a los pocos días, la esposa del deportista, Fabiola Bloise, señalaba ante los medios de comunicación que “esto ha sido un milagro, ya que mi marido está vivo y sin ninguna secuela”. ¿Qué elemento marcó la diferencia en este caso respecto a otros?
Antes cabe destacar que el ACV es la primera causa de invalidez y segunda causa de muerte en Chile. Asimismo, aunque no existen estadísticas recientes y aplicables a todo el país, se calcula que aproximadamente se producen entre 130 a 180 nuevos casos por cada 100 mil habitantes por año.
Conocido también como infarto o ataque cerebral, accidente vascular encefálico, apoplejía, derrame o hemorragia cerebral, se trata de una urgencia médica provocada por la brusca alteración en el flujo de sangre que llega al cerebro. Puede ser secundario a la obstrucción o rotura de una arteria o una vena del sistema nervioso central. Así, una arteria o zona del cerebro queda sin flujo sanguíneo y oxigeno, provocando un infarto cerebral. Pero también puede producirse por la rotura de un vaso sanguíneo, lo que causa una hemorragia cerebral.
Lo anterior, puede producir la muerte, un coma o un déficit neurológico que afecte a una función cerebral. Este último varía según la zona donde se haya producido. En algunos casos, el afectado no puede controlar la mitad de su cuerpo (hemiplejia); en otros, se paralizan los brazos o la mitad de la cara. Asimismo, puede provocar problemas de lenguaje graves (afasia), ceguera súbita de un ojo, debilitamiento brusco de las piernas o la aparición de vértigos intensos.
DETECCIÓN TEMPRANA
Para evitar todo lo anterior y posibilitar una rehabilitación exitosa, como fue el caso de Patricio Yañez, es vital la prevención y actuar rápido ante una urgencia de este tipo. Pero primero es importante evitar los factores de riesgo que son el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo y el consumo de ciertas drogas o fármacos. A ello, se suman factores como la edad, hipertensión, diabetes mellitus, la apnea obstructiva del sueño, las arritmias cardiacas y los trastornos de la coagulación.
Para el médico neurólogo del Hospital Clínico Viña del Mar, Dr. Gonzalo Matamala “ante una emergencia de este tipo, las primeras horas son vitales para disminuir el riesgo de muerte y sus secuelas. Por ello, es importante detectar los síntomas de este problema oportunamente”. Agrega el especialista que “estos se generan de manera súbita y pueden ser el adormecimiento o pérdida de fuerzas de la cara, brazos o piernas (usualmente de un lado); confusión, dificultad para hablar o entender; problemas para ver con uno o ambos ojos; dificultad para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación de los movimientos, visión doble; dolor de cabeza súbito y severo sin causa conocida”. Ante este panorama, se debe acudir rápidamente a un servicio de urgencia.
En este lugar, un buen examen clínico neurológico generalmente acerca mucho al diagnóstico y los médicos cuentan hoy con variados exámenes de diagnóstico por imágenes que pueden ayudar a detectar este problema.
Luego de ello, agrega el neurólogo del Hospital Clínico Viña del Mar, lo primero es intentar “destapar” la arteria ocluida o disminuir la progresión del sangramiento en caso de una hemorragia cerebral. Posteriormente, se debe monitorizar estrictamente al paciente para la detección precoz y manejo de complicaciones secundarías al infarto o la hemorragia. Asimismo, se debe buscar la causa del accidente vascular para ayudar a la prevención de otros eventos.
Finalmente, se debe iniciar precozmente la rehabilitación a cargo de un equipo multidisciplinario, formado por neurólogos, neurocirujanos, kinesiólogos, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, entre otros, para así superar eventuales discapacidades causadas por el accidente.