Hace algunos años, las «culpables» del sobrepeso eran «las harinas» (queques, galletas, tortilla, pastas, arroz, pan, etc.). Tiempo después el azúcar se convirtió en «la mala de la película», casi como si fuera «veneno». Se recomendaba mejor no consumirla, entonces se inició la producción de sustitutos de azúcar y endulzantes.
Casi al mismo tiempo, se nos dijo que la grasa era la «culpable» de todos nuestros males (crema, manteca, mayonesa, palta o aguacate, huevos, frituras, etc.) parecían «alimentos prohibidos».
Aún ahora, hay tendencias que siguen subrayando que los carbohidratos (pan, pasta, arroz, tortilla, etc.) son «los villanos de la película». Pero las dietas que favorecen una alta ingestión de proteínas pueden provocar daños en las funciones de nuestro hígado y riñones, porque un alto consumo de proteína produce sustancias tóxicas.
Alimentos «Malos» y «Buenos»
Lo más importante es comprender que no existen alimentos «buenos» y «malos», sino formas adecuadas e inadecuadas de comer.
También es importante considerar lo que comemos (o no) de manera habitual.
Si gozamos de buena salud, no es «terrible» si ocasionalmente comemos un pequeño pedazo de pastel, pero no es recomendable hacerlo diariamente. «Lo malo es la costumbre», señala un experto en nutrición.
El sobrepeso y la obesidad o en su caso, un peso adecuado y gozar de buena salud, dependen de nuestro hábitos de cada día (cómo y cuánto comemos y qué tanto nos movemos). En esta película, los alimentos no son los villanos. Lo que hay que corregir son las costumbres perjudiciales.
Datos importantes:
• Una dieta balanceada debe incluir necesariamente todos los grupos de nutrientes en las siguientes proporciones: 6 porciones diarias de hidratos de carbono complejos; 5 porciones de frutas o verduras; 2 porciones de leche o yogur (o bien, leche de soja o vegetal enriquecida con calcio); 2 porciones de proteínas, y de 15 a 25 gramos de grasas y aceites.
• Intente no excederse en grasa, sal o azúcar.
• Maneje el tamaño de las porciones que va a consumir.
• Controle las calorías diarias que consume o al menos intente poner conciencia en las cantidades.