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El 22 de abril se celebra a nivel mundial el Día de la Tierra, una efeméride nacida

en 1970 y reconocida por las Naciones Unidas, que busca promover la conciencia

medioambiental y movilizar a millones de personas sobre la importancia del

cuidado nuestro principal recurso.

Y es que la Tierra es nuestro principal recurso, que nos presta servicios tales como

aire limpio, agua, alimentación, regulación de la temperatura, paisajes, abrigo.

Por otro lado, en el mundo de la empresa se entienden como “activos” aquellos

bienes, derechos o recursos que generan beneficios (presentes o futuros). Desde esa

óptica, la Tierra es nuestro principal “activo”, dada su capacidad de prestación de

servicios en presente y, si cuidamos de ella, en el futuro. De esa deducción surge el

concepto de Capital Natural, es decir, la valorización de los recursos naturales y

los bienes que la naturaleza genera a lo largo del tiempo y que contribuyen a un

desarrollo integral y sostenible.

En Natura, por ejemplo, aplicamos una metodología que nos ayuda a medir el

impacto concreto que tiene toda nuestra cadena, desde la etapa de extracción de los

insumos originales, hasta que los productos cosméticos llegan al consumidor final.

El resultado es un Estado de Resultados Ambiental (EP&L) que es, en esencia, una

forma de mirarnos en el espejo y medir la contribución o el impacto que nuestra

operación tiene sobre el Capital Natural.

Es, sin dudas, una forma de orientar nuestro objetivo de convertirnos en

generadores de impacto positivo en el año 2050. Pero sobre todo, el EP&L es un

desafío acerca de qué decisiones de producción debemos tomar y cómo podemos

brindar al consumidor opciones de calidad que minimicen los costos económicos,

sociales y ambientales. Incorporando este tipo de valoraciones, la discusión sobre

el impacto global de una empresa para la sociedad tiene una mirada mucho más

completa y adquiere un sentido fundamental.

Porque para mantener la capacidad de un activo para generar beneficios, se debe

cuidar de él e invertir en su mantención. En este Día de la Tierra recordemos que,

más que apagar las luces por una hora, el llamado es a cuidar, durante toda la

cadena de valor, de nuestro capital más valioso: el Capital Natural.

Lucía Martínez

Gerente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de Natura

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