Logo

 

En relación al estudio que concluye que casi un 50% de la población penal adulta fue atendida en el servicio, la especialista en seguridad y académica de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Lucía Dammert, afirma que la probabilidad de que los menores que ingresan al organismo puedan salirse del círculo de la delincuencia es inferior a la mitad. Advierte que la iniciativa además debe contemplar presupuesto en programas que reinserten a estos niños.

Un estudio de la Fundación San Carlos de Maipo concluyó que uno de cada dos reos pasó su infancia o adolescencia en un centro del Servicio Nacional de Menores (Sename).

La socióloga experta en seguridad y académica de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Lucía Dammert, reconoce que este número es alto, pero agrega que “históricamente, siempre lo ha sido. Eso pone en relieve dos cosas. Las dificultades para tener un verdadero sistema de rehabilitación para jóvenes y niños, y la falta de la voluntad política que se requiere”.

“En el mundo, está claro que lo que se debe hacer para disminuir las carreras criminales es no institucionalizar a los jóvenes y los niños”, sostiene la académica. “Cuando ya se ingresa al sistema de encierro, las posibilidades reales de salir de ese tipo de mundo son de la mitad para abajo. Ni siquiera en los países con más alta inversión los sistemas de encierro sacan ventajas comparadas”, explica.

Para Dammert, la solución está en “enfrentar los problemas que están en la base, que hacen que ciertos jóvenes y niños recurran a la violencia o delincuencia para atacar sus problemas, que pueden ser sociales, conductuales, de salud mental, de abuso de sustancias ilícitas, presiones de pares, etcétera”.

“Uno lo que debe buscar son mecanismos de fortalecimiento de las capacidades prosociales de los jóvenes: que se mantengan en el colegio, que presenten habilidades de estudio y que no tengan compromisos de salud mental, desordenes de atención y adicciones”, indica.

Proyecto para reformular el Sename

De acuerdo a la académica, el proyecto que divide en dos la institucionalidad del Servicio Nacional de Menores, uno para niños y jóvenes con problemas de vulnerabilidad socioeconómica y otro para quienes presenten conductas delictuales, “es lo mínimo para evitar el contagio criminal”, pero no avanza suficientemente en solucionar el problema de fondo.

“Desde el Gobierno de Lagos que existía la necesidad por modernizar, perfeccionar o refundar el Sename. Nada justifica que sigamos en esta misma circunstancia”, critica.

Para Dammert, la iniciativa debe poner de relieve la necesidad de presupuesto para definir programas que actúen antes de que un menor vaya a parar al servicio. “Lo más importante es saber cómo vamos a responder a jóvenes y niños que presentan circunstancias mucho más estructurales, como problemas de salud mental o consumo de estupefacientes.

“Si no se responde a esas preguntas, estamos hablando solo de infraestructura y hotelería. Lo que hay ahora es insuficiente”, critica. “Hay que invertir en mecanismos que no son de encierro e identificar a quienes han abandonado la escuela en niveles primarios y secundarios, generando un programa de urgencia que busque mecanismos para volver a reinsertarlos en los colegios”, afirma.

“Evidentemente, tiene que haber un equipo que solucione los problemas con mayor profesionalismo, pero lo más importante es evitar institucionalizar a los jóvenes, y para eso hay que invertir en cosas en paralelo”, sintetiza.

“En los últimos quince años, hemos conocido una retórica de la inseguridad asociada al castigo, donde el Estado no tiene ninguna capacidad real para inhibir o proteger carreras criminales, sino muy por el contrario, genera espacios donde estas actividades no parecieran ser disminuidas, sino aumentadas”, concluye.

Marga Marga Online © Todos los derechos reservados.