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En su libro “De animales a Dioses”, Yuval Noah explica todo el desarrollo de la humanidad,
desde los primeros homínidos hasta los tiempos actuales. Destaca la importancia de la etapa
donde el hombre, con su estilo de vida cazador-recolector, debía recorrer grandes distancias
para poder obtener su alimento a diario, como también huir de animales y otras tribus. Esta
característica del ser humano predominó durante miles de años, provocando la adaptación y
evolución de sistemas de energía acordes a las necesidades del día a día.
La capacidad del sistema aeróbico para generar energía en la contracción muscular, ha sido
altamente estudiada y analizada por las ciencias del ejercicio. Su funcionamiento comienza a
predominar a partir de los dos minutos de iniciado el ejercicio, hasta horas o días después. Sin
embargo, esta capacidad innata y básica del ser humano, no puede ser exigida de un día para
otro. Las competencias de running y las maratones, someten al organismo a un estrés que
muchas veces no está preparado para soportar. Las estructuras del sistema locomotor poseen
diferentes tiempos de adaptación frente a una carga, por ende, la planificación y el tiempo de
preparación para una carrera son cruciales a la hora de rendir, y obviamente, evitar lesiones.
En cuanto a esta preparación, lo más importante de todo es que sea llevada por un especialista
del área. El manejo de cargas autodidactas, sugeridas por algún amigo que lleva corriendo más
tiempo, o planificaciones masivas obtenidas en la web, son situaciones que sólo incrementan
el riesgo lesivo, o en el otro extremo, sin poder obtener el mejor rendimiento individual.
Principios o leyes tan básicas del entrenamiento como la individualización y la progresión, no
pueden ser soslayados por la comodidad, o simplemente por abaratar costos. Pensemos en
esto: debido al golpe repetitivo del talón contra el piso durante alguna carrera de larga
distancia, es tan alto el estrés en las estructuras del miembro inferior, que se puede generar la
llamada “anemia del corredor”, a causa de la destrucción mecánica de los glóbulos rojos,
disminuyendo finalmente la hemoglobina (encargada de transportar el oxígeno a los diferentes
tejidos del organismo) ¿Estamos dispuestos a someter nuestro organismo, a un supuesto
“hobbie” que rompa en exceso nuestras células sanguíneas?
Revisemos algunos de los factores que no pueden estar ausentes en el control del
entrenamiento, y en la respectiva planificación previa a la maratón.
Evaluaciones físico-técnicas: El control médico es el primer paso ante una exigencia física tan
alta como lo es correr 42 km. Esa distancia queda corta frente a la cantidad de kilómetros que
deberá recorrer el deportista durante su preparación. Evaluaciones cardiovasculares y
metabólicas, durante el esfuerzo y en reposo, permitirán desarrollar los entrenamientos de
forma segura y sin riesgos. En cuanto a los test específicos de la disciplina, éstos forman parte
de la fundación de nuestros entrenamientos, permitiendo medir, controlar, modificar y
estimular un adecuado avance y progresión de las cargas. Finalmente, la técnica, como en
cualquier práctica deportiva, juega un rol fundamental en la generación óptima de
rendimiento. Análisis de videos, manejo de la flexibilidad, control del calzado, y coordinación
del miembro superior, son algunas de las estrategias que deben ser integradas a través de las
evaluaciones previas a la competencia.

Entrenamiento: Es común escuchar que la maratón no puede ser la primera distancia a cubrir
durante una competencia oficial. A pesar de que en general competimos contra nosotros
mismos, la ansiedad por rendir y terminar como sea, no pueden predominar por sobre la
lógica. Comenzar por competencias menores, 5k, 10k, y 21k, forma parte del propio
entrenamiento. Estructuras pasivas del sistema locomotor como huesos, ligamentos y
articulaciones, se adaptan con más lentitud que la musculatura implicada durante la carrera, lo
que significa que la preparación total de una maratón, no puede ser inferior a 12-18 meses
(considerando algún tipo de experiencia previa). El entrenador o preparador físico a cargo de
la planificación, debe proporcionar un control exhaustivo del volumen semanal y mensual, es
decir, de los kilómetros que debe recorrer el deportista durante cada microciclo
Alimentación: Nuestro “motor” se exige constantemente, por lo que el combustible tiene que
ser de calidad, acorde a sus revoluciones por minuto. El consumo minucioso de carbohidratos,
grasas, proteínas, vitaminas y minerales, varía en cada sujeto y en cada etapa de la
planificación. Su porcentaje de administración y sus tiempos, como también la fuente de
origen de los nutrientes, únicamente pueden ser prescritos por un nutricionista experto no
solo en deporte, sino que también en la disciplina misma.
Filípides, soldado mensajero de Grecia corrió sin descanso entre Maratón y Atenas una
distancia de 42.125 metros, para dar aviso sobre la victoria de su pueblo contra los persas,
evitando así la autodestrucción ateniense. Luego de ello, murió desplomado por la fatiga. Al
menos eso cuenta el mito griego dando origen a la competencia más famosa de largo aliento
en la actualidad.
Nosotros por suerte, no tenemos el deber de entregar ningún mensaje de vida o muerte. Al
contrario, es un desafío físico-psicológico que debe disfrutarse como un logro de auto
superación y de competencia consigo mismo. Ponerse en manos de profesionales
competentes en cada ítem mencionado, permitirá gozar de buena salud para una
correspondiente optimización del rendimiento a mediano y largo plazo.

Luis Ramírez Román
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física
Entrenador Deportivo Universitario
Docente Duoc UC sede San Bernardo