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Gracias a la ley Ricarte Soto, las familias reciben el aporte de las bombas de nutrición y los alimentos mensuales, los cuales poseen un costo anual superior a 2 millones de pesos.

Alejandra González, madre de Benjamín de 12 años, está feliz. Su hijo es uno de los dos pacientes beneficiados con bombas de alimentación que entregó, por primera vez el Hospital Dr. Gustavo Fricke del Servicio de Salud Viña del Mar Quillota, en el marco de la Ley Ricarte Soto. Con este importante apoyo para la nutrición de niños con necesidades especiales, ella dejará atrás la época en que debía hacer completadas y rifas para financiar los insumos que le permitían alimentar a su hijo.

La bomba de alimentación enteral es un instrumento electrónico que permite regular de forma exacta y automática la velocidad de infusión (gotas por minuto) del alimento que pacientes como Benjamín reciben directamente en su estómago, permitiendo su adecuada nutrición, debido a que no poseen la capacidad de alimentarse normalmente. Sólo la bomba de infusión posee un costo mayor a 700 mil pesos, además de los 160 mil pesos mensuales de la alimentación, costos que desde ahora son aportados íntegramente a las familias gracias a este beneficio.

La Dra. Patricia Páez, pediatra encargada de la Ley Ricarte Soto para el Programa Niños y Adolescentes con Necesidades Especiales de Atención en Salud (Naneas) del establecimiento, explica la importancia de estas bombas afirmando que “estos pacientes necesitan muchas veces que la alimentación se pase de forma gradual, lento y con ello, suben de peso y disminuye la patología. Antes las bombas salían desde el hospital en comodato y habían muy poca cantidad disponible; ahora, a través de la Ley Ricarte Soto, esto es mucho más ágil y, por ejemplo, para los dos niños se demoró un mes y medio en llegar la bomba, y por lo tanto, vamos a devolver al hospital una de ellas para que pueda ser utilizada por otro niño. Ha sido un beneficio para toda la familia porque obviamente vienen todos los insumos, la leche, la bomba, lo cual también es un beneficio para el hospital”, agrega.

“Es un logro por el hospital” señala Alejandra González. “Yo tenía que comprar la alimentación y era un sacrificio para mí, la leche sale muy cara. El hospital acá te entrega todo, la doctora siempre está pendiente de uno, antes tenía la máquina de alimentación antigua y ahora le salió ésta. Es un logro para nosotros, me siento contenta, por recibir los insumos y todo lo demás y al ser los primeros en recibir esto”.

La Dra. Ilse González, pediatra y nutrióloga del establecimiento, explica que “muchos de estos niños a veces no pueden recibir bien la fórmula porque no la toleran dada con jeringa, porque su capacidad del estómago es menor. Al dársela uno lentamente, el estómago va a poder recibir mejor la fórmula y la va poder digerir, absorber y subir de peso; entonces, es un cambio radical, muy importante sobre todo en niños que son difíciles porque como tienen parálisis cerebral, el estómago y el intestino funcionan también con la parte de motilidad alterada. Para ellos es muy importante recibir la alimentación de forma gradual, esa es la ventaja que tiene la bomba de alimentación para ellos”.

Araceli Orellana, mamá de Mia, una activa pequeña de 2 años 10 meses con Síndrome de Down y trastorno de deglución, no oculta su satisfacción por este aporte: “Siento una gran alegría, es un beneficio muy grande para nosotros porque yo tengo una máquina antigua de segunda mano, que con mucho sacrificio la tuvimos que comprar porque si no, no daban de alta a la Mia cuando estaba hospitalizada. Es una gran ayuda porque nos costaba mucho, ella se alimenta solamente con leche y ahora me la están entregando. Es un gran alivio para el bolsillo, porque gracias a la Ley vamos a estar mucho más aliviados, aparte de todos los insumos que ella recibe. Estamos muy contentos toda la familia”.

Ley Ricarte Soto

La Ley 20.850 busca asegurar el financiamiento de diagnósticos y tratamientos basados en medicamentos, dispositivos médicos y alimentos de alto costo con efectividad probada, que muchas veces suelen tener costos inalcanzables para las personas y sus familias. Sus beneficiarios son todas las personas que tienen un Sistema de Salud Previsional en Chile. Esto es, cotizantes de Isapres, Fonasa y Fuerzas Armadas y de Orden.

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