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La observación periódica de la espalda, especialmente de niños y adolescentes en crecimiento, es la

manera más precoz y sencilla de detectar una deformidad de la columna vertebral, donde la

Escoliosis es la más frecuente. Así lo indica la Dra. Mireya Mellard, traumatóloga de Clínica Ciudad

del Mar, quien sostiene que es necesario que se conozcan los síntomas y consecuencias de esta

patología, además de la importancia de hacerse exámenes de rutina a partir de los 10 años.

Una de las principales alteraciones en la espalda es la escoliosis, condición que causa la curvatura

de la espalda. Si bien se trata de una patología que puede producirse a cualquier edad, es

frecuente que comience en la niñez y adolescencia. Así, como su inicio y evolución son silenciosos,

es importante estar atentos a los signos que el cuerpo entrega.

Esta desviación estructural ―que no logra una alineación en forma voluntaria― de la columna

vertebral en el plano frontal, está siempre asociada a una rotación simultánea de los componentes

de las vértebras, que puede ir asociada con una desviación en el plano sagital, llamado

cifoescoliosis.

“Un hombro más levantado, una cadera más arriba que la otra o una parte de la columna que

sobresale de la espalda, son signos físicos que ayudan a detectar esta deformación, ya que se trata

de una enfermedad que habitualmente no presenta dolores ni síntomas. Por eso, la visita anual al

médico es la manera más exacta de descartar alguna complicación”, afirma la traumatóloga de

Clínica Ciudad del Mar, Dra. Mireya Mellard.

El 80% de los casos de escoliosis son de origen idiopático, cuyas causas aún son desconocidas,

pese a que se asocia a un factor genético. El resto, se relaciona a enfermedades neuromusculares,

tales como parálisis cerebral o distrofia muscular; y en un porcentaje muy bajo, las congénitas, que

son anomalías en la formación de vértebras.

Pistas de alerta

Los síntomas que genera la escoliosis son dolor de espalda o lumbago, además de una sensación

de cansancio en la columna después de estar parado o sentado por mucho tiempo.

Así, en la población de riesgo ―vale decir― entre los 10 a 16 años, principalmente niñas, el

tratamiento dependerá de la edad y clasificación de la escoliosis.

 Si es leve, se indica tratamiento kinésico para fortalecimiento muscular.

 Si es moderada, además se agrega corsé, como estabilizador externo pasivo, fijándose con

correas a nivel de hombros y caderas y, así impedir la torsión de la columna. También se

actúa por presión en diferentes áreas.

 Si es grave, se llega al tratamiento quirúrgico, que consiste en la reducción de la curva y

fijación de la columna. Cabe recordar que sólo el 1% de los pacientes con escoliosis llegan

a la cirugía y que el 10% necesitan tratamiento activo.

Tipos de avance

Si bien la escoliosis no tiene una relación fundamental con la postura adecuada de la columna, una

permanente mala posición de la espalda puede favorecer su curvatura. “Suele ser compleja de

descubrir para los cercanos, ya que los adolescentes no exponen su torso a sus familiares y

sumado a la ausencia de dolor, frecuentemente se detecta al consultar al médico”, comenta

Mellard.

El nivel de avance de esta patología se puede clasificar en dos: por la magnitud de las curvaturas y

por la flexibilidad. Respecto al primero, están las siguientes:

 Leve: menor de 20 grados

 Moderadas: de 20 a 40 grados

 Graves: mayor de 50 grados

“Las curvas que varían entre los 40 y 50 grados, generarán mayor complicaciones en la vida de las

personas. Su severidad e indicación quirúrgica dependerá de si el paciente tiene un esqueleto

maduro o inmaduro”, explica la traumatóloga.

En cuanto a la flexibilidad, en el caso de coexistir dos curvaturas ―una mayor y otra menor―,

todo dependerá de acuerdo al grado de deformidad y rigidez de estas.

¿Se puede evitar?

No existen medidas para prevenir la patología, ya que el gran porcentaje de sus causas se

desconocen, pero un examen y diagnóstico precoz en la población de riesgo, llevará a un

tratamiento más llevadero y con mayor probabilidad de éxito.

Por lo mismo, sostiene la traumatóloga, es importante estar constantemente atentos a las señales

que el cuerpo da, sobre todo fijarse en que no exista una asimetría de los hombros ni de las

caderas.

Así, el fomento de la actividad física, principalmente la que involucra una mayor cantidad de

musculatura, la vigilancia de los patrones de postura, como el uso de respaldo en sillas, la

utilización de los dos tirantes de la mochila en el caso de los niños y el desarrollo de una dieta

equilibrada que no implique una sobrecarga del sistema musculoesquelético, son algunas de las

simples recomendaciones que la doctora Mireya Mellard considera destacables.

“Todos los pacientes con esta enfermedad deben tener un seguimiento médico para determinar

progresión de curvaturas y así determinar un cambio de tratamiento oportunamente”, puntualiza

la especialista de Clínica Ciudad del Mar.

Finalmente, hay que recordar que las escoliosis con indicación quirúrgica se encuentran dentro de

las patologías GES y que existen centros de derivación a nivel nacional para su tratamiento.